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Hoy me gustaría escribir sobre el último amigurumi que he hecho. Tengo que ser sincera, no me gusta mucho cómo ha quedado. Creo que es por los ojos que le he puesto, quizás también sea por el color gris oscuro. El caso es que lo miro y no me parece tierno. Aunque ahora lo estoy mirando y me lo está pareciendo, jajaja.

Tenía muchísimas ganas de escribir este post porque si estoy escribiendo en el blog es gracias a haber hecho hace unos meses un programa que se llama Constánciate, impartido por Patricia Ibáñez. Tras tres años de tener creada la web, estaba a punto de tirar la toalla. Llevaba esos años pagando el dominio, el hosting, pero no tenía nada, estaba todo vacío, ni siquiera había blog.

Hoy ha sido un día complicado. Están por venir muchos más. No controlamos nuestras vidas, aunque tengamos esa falsa sensación de que sí, por sentirnos tranquilos.

A ver, no me quejo. Tengo trabajo y dada la situación ahora mismo y todo lo que he sufrido para encontrarlo, de verdad que no me quejo de que mi trabajo me quite horas libres. Sé que tengo que encontrar la fórmula de conciliar vida laboral con vida familiar y tiempo libre, pero ahora con el teletrabajo es más difícil. ¿Por qué?

Durante dos semanas he tenido la sensación de tiempo vacío sin aprovechar. Eso ha sido porque en mi vida han ocurrido cambios y además he tenido mucha más carga laboral, por lo que no he podido aprovechar los ratos libres para ver cursos online.

Estoy súper contenta. Hace una semana empecé a sentirme frustrada porque pensaba que no estaba aprovechando el confinamiento. Veía que otros compañeros del trabajo y amigos estaban haciendo muchos cursos y que yo, que soy una curso adicta, sólo estaba dedicando mi tiempo a teletrabajar. Tenía la sensación de que no estaba aprovechando mi tiempo libre, así que diseñé un plan para hacer cursos online y ¡lo he cumplido!

Tenía muchas ganas de hacer una Lalylala. El primer modelo que vi en persona fue el de la mamá canguro con el bebé canguro en su bolsa. Me encantó. Lo vi en Taller 35, el taller de Cielito, con la que estuve aprendiendo ganchillo todos los miércoles a las 19:00 h. durante un año y a la que desde aquí mando todo mi cariño, también a mis compañeras, con las que pasé muy buenos ratos y aprendí muchísimo.

No os lo vais a creer, ni yo misma lo creo. ¡He terminado la oveja de mi #retogurumi y me siento muy orgullosa de ella! ¿Os acordáis de que no me salía el vestido? Bien, lo repetí tres veces, ese punto bobble (punto bob/popcorn) era imposible y creo que el vestido lo tejí del revés, tengo esa sensación. Además, las orejas no me convencían porque se las había cosido tan arriba que parecía una coneja. Por eso yo la llamaba la "Oveja-Coneja".

Esta semana pasada me cambié de escenario. Me tuve que cambiar de casa por motivos personales y salí de la rutina que había conseguido ponerme. Por eso no había vuelto a escribir en el blog, tampoco había logrado ponerme con el ganchillo. Tenía la sensación de que sólo trabajaba y trabajaba, porque eso era lo único que sabía que tenía que salir adelante.